viernes, 27 de noviembre de 2009

Violencia en el fútbol: ¿Tiene solución?

Las principales estrategias utilizadas en Inglaterra para erradicar los actos de violencia en los estadios -luego de la fatídica década de los ’80, cuando ocurrieron dos desastrosos hechos que acabaron con la vida de centenares de personas y donde estuvieron directamente implicados Hooligans-, fueron el aumento de la seguridad en los estadios, la remodelación y actualización de los mismos y sistemas avanzados de control de los hinchas que ingresan a los estadios.

En el ámbito de la seguridad, lo primordial fue construir canchas nuevas, con mayor cantidad de salidas de emergencia y lugares más amplios para acceder a las mismas, de manera que en sólo 8 minutos se pueda evacuar absolutamente por completo el recinto. Por otro lado, se reemplazó la fuerza policial por los llamados “stewards”, que son civiles con capacidad de manejar grandes grupos y mediar si fuera necesario, pero sin el perfil represivo que representa la policía.

También se instalaron nuevos y tecnológicos sistemas de vídeo en los mismos, los que pueden ser usados como pruebas jurídicas en caso de incidentes.

Se lograron quitar los alambrados de los estadios luego de mucho esfuerzo para que la gente que asiste al espectáculo no se sienta “enjaulada”. No se debe obviar el hecho de que el valor de las entradas a los cotejos en Inglaterra quintuplican el mismo de cualquier otro estadio europeo, lo que también produjo una suerte de “selección” de la clase que puede ingresar a la cancha.

Las entradas tienen un sistema electrónico que no permite su falsificación y no se venden tickets el día del partido, con el fin de evitar agrupamiento de gente fuera del lugar. Toda persona que se encuentre en los alrededores del estadio sin entrada se le pide que se retire.

Con estas modificaciones, uno mira un partido de la Premier League y, sorprendido, observa: gente de clase media/alta sentada en su totalidad (sólo se paran los que están cerca del césped para festejar un gol abrazados con el autor del mismo) y sin cantar durante todo el enfrentamiento. No hay disturbios. Si algún hincha ingresa al campo es retirado por personal capacitado y se lo sanciona de por vida.

Diferente es la situación en nuestro país. Vivimos viendo gente colgando del alambrado, disturbios dentro y fuera de los estadios, asesinatos reiterados y barras que actúan con absoluta impunidad. La principal diferencia, a mi entender, entre Inglaterra y Argentina es el llamado “Derecho de admisión”. En Europa, la gente que maneja el fútbol lo utiliza como negocio, y cuidan del mismo seleccionando el perfil de sus hinchas: gente de clases altas, que consuman todo tipo de merchandising de su club favorito y que no causen destrozos en sus propios clubes. En nuestro país, los barras ingresan a los estadios porque el bendito Derecho de admisión no es utilizado, o bien, porque éste se lo permite. En resumen, en Argentina “vende” más que haya gente contratada en una cancha que grite, cante y aliente durante los 90 minutos de un partido. Es parte de nuestra cultura y es difícil que eso cambie, sobre todo porque a los que manejan nuestro fútbol parece que les va bastante bien así y no tienen interés en modificarlo, y segundo, porque acá el fútbol se vive diferente que en cualquier otra parte del mundo, la pasión y la euforia son más fuertes y muchas veces son las excusas que llevas a injustificados actos de vandalismo, que en realidad tienen intereses más allá de los deportivo.

La tragedia de Heysel, Bélgica. Liverpool - Juventus.

Para erradicar a los violentos de nuestro querido fútbol hay que empezar desde abajo, desde muy lejos de una cancha de fútbol. Reeducar a nuestra sociedad y no buscar que los resultados sean los mismos que en Inglaterra, porque habría que extraerle una dosis de pasión a los argentinos, cosa que nadie realmente desea, sino sólo implementar un justo Derecho de admisión y condenar a los culpables mediante sanciones duras y que sean respetadas, dentro y fuera del fútbol. Pero por eso hago hincapié en la necesidad de empezar desde afuera de una cancha o un potrero. Convivimos en un país donde la justicia existe para pocos, la violencia es algo diario y la educación no es una de las nuevas modas…

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