sábado, 19 de diciembre de 2009

Jueguen a otra cosa, esto del fútbol ya les queda chico...


Esta nota podría comenzar con dos cabezas, o bien "Barcelona continúa consolidándose como uno de los mejores equipos que supo ver la historia del fútbol mundial, al obtener el sexto título de la temporada, sobre la misma cantidad de torneos disputados", o "Estudiantes estuvo a dos minutos de ser Campeón del Mundo 41 años después de su última consagración, pero el canterano Pedro Rodríguez Ledesma -y más tarde Lionel Messi, quien anotó el tanto del triunfo catalán- ahogó sus ilusiones luego de un error defensivo plantense".
Aunque sólo se diferencien por el enfoque, ambas son fieles representaciones de esta realidad: Barcelona es, por primera vez en si historia, Campeón del Mundo.
A pesar de que las emociones encontradas sean muchas, por el sólo hecho de ser argentos, deberíamos sentirnos afortunados por haber tenido la histórica chance de ser observadores del absolutamente perfecto cierre de temporada del (¿por qué no?) mejor equipo de la historia. Obviamente, estas palabras no sirven de ningún modo como consuelo para los hinchas estudiantiles, pero siempre es bueno saber cuando uno cae ante el mejor de todos.
El plantel dirigido por Alejandro Sabella (pensar que empezó como técnico interino luego de la renuncia de Leonardo Astrada, mientras buscaban algún técnico que se adapte a las necesidades de la institución) planteó un primer tiempo soñado: prácticamente no dejó jugar al gigante español y se puso arriba en el marcador con un golazo de Mauro Boselli. La segunda parte, en cambio, fue más favorable a los corredores de apuestas (7 a 1 a favor del Barcelona), ya que desde el vamos Guardiola hizo entrar a Pedrito, a lo que Sabella contrarestó formando una línea de 5 defensores. ESA fue la clave de la victoria catalana. Estudiantes se refugió en su propio campo y perdió el antes dominado mediocampo, la velocidad de Messi, Pedro -y más tarde el también juvenill Jeffren-, sumadas a la exquisitez táctica y técnica de Zlatan Ibrahimovic llevaron al campeón de la Champions League a asediar el área de Damián Albil.
El resistido empate llegó en el último instante del cotejo, cuando Verón, Boselli y compañía estaban agotados, y el Barcelona ya no era el Barcelona: puros centros a los gigantes Ibrahimovic y Piqué, quien terminó jugando como doble 9 con el lungo sueco, aunque, paradójicamente, el gol lo marcó, con un cabezazo por sobre el cuerpo de Albil, Pedrito, una gran promesa del club de 1,69 metros.
El alargue fue un monólogo catalán, Estudiantes corrió demasiado en la segunda mitad en su afán por defender la victoria y llegó a esta instancia sin aire en la mayoría de sus hombres.
En la segunda etapa del alargue, Dani Alves fabricó un perfecto pase-centro para la inesperada llegada de Lionel Messi en posición de 9, quien definió de forma soberbia con el pecho ante la salida del desesperado Albil. De esta forma sentenció la victoria y también el final de las aspiraciones platenses, aunque en la última bola de esta apasionante final, Desábato ganó una pelota aérea enviada por Verón (el jugador que más se brindó por la historia de Estudiantes, claramente) que se fue muy cerca del palo izquierdo de Victor Valdés. Final. Estudiantes Subcampeón del Mundo. ¿Suena tan feo? Para nosotros los argentinos sí. Los koreanos del Poohang Steelers recibieron sus medallas del tercer puesto con caras de felicidad como si fueran campeones, nosotros, no. Estudiantes, disfrute de este momento, de su vuelta a La Plata como mejor equipo del planeta, detrás del mejor de toda la historia. ¡Amén!